lunes, 25 de agosto de 2008

Agresiones Homotransfóbicas aumentan en Andalucía y llegan hasta los 60 casos


Los homosexuales se han hecho visibles en la política, la judicatura y hasta el Ejército y la legislación civil va equiparando sus derechos, como el de contraer matrimonio. Sin embargo, en lo que va de año, más de 60 andaluces han sido agredidos en la calle por el mero hecho de su orientación sexual. La Federación Colegas y el Defensor del Pueblo alertan de un aumento en estas conductas. La última de estas agresiones se produjo hace apenas una semana cuando tres jóvenes de estética skin head propinaron una paliza a una pareja de homosexuales que paseaban cogidos de la mano en pleno casco histórico de Sevilla. El episodio despertó las alarmas por lo llamativo del caso, pero el presidente de Colegas, Antonio Ferre, aclara que no todas las agresiones son provocadas por bandas neonazis de reconocida homofobia. De hecho, en esos mismos días otro joven de Conil (Cádiz) resultó agredido sin que en este caso se vieran involucrados los cabezas rapada.
Ferre llama la atención sobre el hecho de que los agresores son cada vez más jóvenes –la edad media se sitúa entre los 17 y los 30 años y muchos tienen menos de 18 años–, de buena familia y realizan sus fechorías en zonas de ocio nocturno, especialmente en la costa. Colegas tiene constancia de unas 60 agresiones en lo que va de año, si bien reconoce que las víctimas no denuncian los hechos a la Policía ni en el 10% de los casos y muchos ni siquiera acuden a la Federación, que insiste en la necesidad de denunciar. A finales de junio –con motivo del Día internacional de la lucha por los derechos de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales– Colegas presentó en la Oficina del Defensor, que también ha mostrado su preocupación por el tema, los primeros resultados del Observatorio de la diversidad de orientación sexual e identidad de género (Odos), que en el primer semestre del año recibió 317 denuncias en Andalucía (2.134 en toda España), de las cuales un 11% (unas 34) correspondían a agresiones físicas. Según Ferre, desde la presentación de estos datos las denuncias por discriminación y agresiones se han multiplicado y en tan sólo un mes se han recibido un centenar más, de las que unas 26 se refieren a daños físicos. ReivindicacionesEl presidente de Colegas ve una tendencia al aumento de este tipo de actos, cuyas víctimas son generalmente jóvenes gays –“porque las mujeres lesbianas son aún menos visibles”, dice– de entre 19 y 30 años. Tras las últimas agresiones, la Federación Colegas ha solicitado una reunión al delegado del Gobierno en Andalucía, Juan José López Garzón, para reclamar que se adopten medidas más fuertes contra la discriminación, de protección de las víctimas y penas más altas para los agresores. Así, Ferre reclamó la necesidad de una ley de igualdad de trato para luchar contra la discriminación por la orientación sexual, como la existente sobre igualdad de género y contra la violencia de género. Igualmente reivindica recursos asistenciales como casas de acogida para jóvenes homosexuales “que cuando deciden contar su condición no son aceptados por su familia y no tienen dónde ir” o para ser atendidos tras casos de discriminación, similares a los destinados a las mujeres víctimas de malos tratos. «Pegar a un homosexual cuesta apenas 70 euros de multa» Hace tres años, un joven de Barbate (Cádiz) fue agredido en plena calle por dos albañiles, cuando logró escaparse y salir corriendo le persiguieron insultándole e incluso, al lograr refugiarse en su casa, sus perseguidores aún patearon la puerta y profirieron gritos contra él. Tras la correspondiente denuncia y juicio, los agresores sólo tuvieron que pagar una multa de cien euros, un sentencia que la presidenta de Colegades, Cristina Zurita, no duda en calificar de “irrisoria”. Una valoración con la que coincide el presidente de Colegas Andalucía, Antonio Ferre, quien lamenta que este tipo de penas “anima a que la gente haga de su capa un sayo porque pegar a un homosexual puede costar apenas 70 euros”. Ferre considera necesarias reformas legales como las realizadas para los casos de violencia de género que endurezcan las penas por este tipo de delitos, además de una ley de igualdad de trato que refuerce la no discriminación por la orientación sexual. Para los responsables de Colegas, resulta “frustrante” que cuando una persona decide dar el paso de denunciar una agresión vea la escasa repercusión que el delito tiene en sus agresores. Y es que tras recibir una paliza por el mero hecho de ser homosexual, más allá del daño físico pesa a veces en la víctima la humillación y el sentimiento de exclusión, que se refuerza si el daño no obtiene un castigo ajustado.

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