miércoles, 2 de julio de 2008

La bandera del orgullo gay pierde colores con los años




El Día Internacional del Orgullo, que se celebra hoy, ha vuelto a teñir calles de medio mundo con la bandera arco iris. Este año el colorido símbolo cumple 30 años ejerciendo como insignia de la pelea por los derechos de los homosexuales. Un motivo suficiente para que Gilbert Baker, el diseñador que la concibió y propuso para este menester, se sintiera orgulloso de su criatura, sin embargo, a Baker el asunto lo trae de cabeza y ha emprendido su propia reivindicación a cuento de la bandera.


Debe ser que nadie se libra del paso de los años. Tampoco esta bandera. Pero lo cierto es que cuando Baker la diseñó en 1978 para un concurso convocado por el Comité Organizador del 'San Francisco Gay Pride' la ideó con ocho franjas de color, cada una con su significado concreto: el rosa simbolizaba la sexualidad; el rojo, la vida; el naranja, la curación; el amarillo, la luz del sol; el verde, la naturaleza: el turquesa, la magia; el azul, la serenidad; y el violeta, el espíritu. Con el tiempo. Pero pronto le caería la primera variación.
En 1979 la bandera perdió la franja rosa debido a que el color daba problemas para producir de una forma industrializada. El cambio no gustó a la comunidad, significaba la pérdida de la representación sexual en la bandera, pero el rosa no volvió. Más tarde, el azul índigo y el turquesa se fundieron en un azul holandés por problemas en la fabricación.


La bandera de la libertad, como también se conoce, pasó así de los ocho colores a los seis. Y es esta versión la que ha terminado calando en la gente, y ha logrado multiplicarse en desfiles, chapas o en los balcones de los barrios de Chueca y el Eixample.
Pero las variaciones no le hacen ni pizca de gracia a su diseñador, que viene reivindicando desde 2003 sin demasiado éxito que se vuelva a la versión original, que con los cambios se ha perdido el significado con el que nació; pero la cosa no pinta bien para las peticiones de Baker y en buena medida, la culpa la tiene él mismo: cuando la presentó al concurso convocado para el 'San Francisco Gay Pride' no le puso copyright, y ahora no tiene derechos sobre la misma.
Todo apunta a que la bandera no tiene intención de recuperar los colores perdidos. La comunidad gay se inclina mayoritariamente por la versión de seis franjas, que además ha sido reconocida por el Congreso Internacional de Fabricantes de Banderas. Cuando la calle se decide por algo no es fácil hacerla cambiar de idea.

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