Quince parejas vascas de gays ya han logrado niños en adopción
La mayoría son mujeres que han recurrido a la inseminación. Hay una pareja masculina. Hay otros seis procesos de adopción. Madres no biológicas adoptan a los hijos de sus parejas.
En Euskadi, unas quince parejas de homosexuales, la mayoría de ellas de mujeres, comparten la maternidad desde el cambio legal que abrió la puerta a la adopción por lesbianas y gays. Y, al menos, hay otros seis procesos de adopción en marcha en los tribunales. La mayoría de ellos, en Vizcaya.
Berdindu, el servicio vasco de atención a gays, lesbianas y transexuales, ha llevado nueve de los 15 casos de adopción. Son cinco parejas vizcaínas y otras cuatro guipuzcoanas. Sólo una de ellas es una pareja de hombres con un menor adoptado.
La inseminación artificial ha sido la forma elegida por la mayoría de las parejas lesbianas para acceder a la maternidad. El caso tipo es el de «una pareja de chicas en la que una aparece como madre biológica y la otra tiene que presentar una demanda de constitución de la adopción». Lo dice la asesora jurídica del bilbaíno centro Aldarte. Este y la asociación gay Gehitu han llevado también otros casos de adopciones por gays.
El artículo 8 de la Ley Vasca de Parejas de Hecho abrió la puerta de la adopción a algunas parejas que llevan tiempo siendo una familia de dos madres. «Hay un caso de dos mujeres lesbianas de 50 ó 60 años que decidieron en los noventa tener una hija por inseminación artificial y la madre no biológica ha adoptado a la hija de 16 años», cuenta Víctor Santamaría, responsable de Berdindu.
En Aldarte, todas las adopciones que han llevado son de parejas de hecho, no de casadas. Aun así, la abogada de este centro dice que «ya tengo tres consultas de matrimonios de mujeres con una de ellas embarazada que quieren inscribir a su hijo a nombre de las dos».
«Hubo preguntas incómodas»
Gurutze es una de las madres de Beñat y pertenece a Magala, la reciente Asociación de Familias Homoparentales del País Vasco, que reúne a cuatro parejas de lesbianas y a una de gays. «Me inseminé yo, pero tener un hijo ha sido un proyecto común, en todo, de pareja; pero, para que ella lo adoptara, hemos tenido que pasar un pequeño interrogatorio con preguntas incómodas, presentar cinco testigos... Queremos menos trámites y ayudar a otras parejas», dice.
En Euskadi, unas quince parejas de homosexuales, la mayoría de ellas de mujeres, comparten la maternidad desde el cambio legal que abrió la puerta a la adopción por lesbianas y gays. Y, al menos, hay otros seis procesos de adopción en marcha en los tribunales. La mayoría de ellos, en Vizcaya.
Berdindu, el servicio vasco de atención a gays, lesbianas y transexuales, ha llevado nueve de los 15 casos de adopción. Son cinco parejas vizcaínas y otras cuatro guipuzcoanas. Sólo una de ellas es una pareja de hombres con un menor adoptado.
La inseminación artificial ha sido la forma elegida por la mayoría de las parejas lesbianas para acceder a la maternidad. El caso tipo es el de «una pareja de chicas en la que una aparece como madre biológica y la otra tiene que presentar una demanda de constitución de la adopción». Lo dice la asesora jurídica del bilbaíno centro Aldarte. Este y la asociación gay Gehitu han llevado también otros casos de adopciones por gays.
El artículo 8 de la Ley Vasca de Parejas de Hecho abrió la puerta de la adopción a algunas parejas que llevan tiempo siendo una familia de dos madres. «Hay un caso de dos mujeres lesbianas de 50 ó 60 años que decidieron en los noventa tener una hija por inseminación artificial y la madre no biológica ha adoptado a la hija de 16 años», cuenta Víctor Santamaría, responsable de Berdindu.
En Aldarte, todas las adopciones que han llevado son de parejas de hecho, no de casadas. Aun así, la abogada de este centro dice que «ya tengo tres consultas de matrimonios de mujeres con una de ellas embarazada que quieren inscribir a su hijo a nombre de las dos».
«Hubo preguntas incómodas»
Gurutze es una de las madres de Beñat y pertenece a Magala, la reciente Asociación de Familias Homoparentales del País Vasco, que reúne a cuatro parejas de lesbianas y a una de gays. «Me inseminé yo, pero tener un hijo ha sido un proyecto común, en todo, de pareja; pero, para que ella lo adoptara, hemos tenido que pasar un pequeño interrogatorio con preguntas incómodas, presentar cinco testigos... Queremos menos trámites y ayudar a otras parejas», dice.
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