Ser homosexual no es importante»
Dennis Cooper, polémico autor de ‘Chaperos', abandona su silencio para hablar sobre su entrada en una de las grandes editoriales anglosajonas, a pesar de que siempre fue apartado por el contenido erótico y violento de sus novelas
Dennis Cooper (Pasadena, 1953) no es un escritor cualquiera. Novelista de culto, poeta, ensayista, bloguero, periodista (Marilyn Manson se negó a ser entrevistado por él porque le veía demasiado extraño). Nunca ha dejado indiferente a nadie. Su búsqueda de la belleza a través de renglones tan retorcidos como la violencia, el sexo adolescente o la muerte es legendaria. Un autor maldito que hasta el momento ha costado encontrar en el catálogo de las grandes editoriales. Sorprende pues que haya firmado un contrato por tres libros con una de las más importantes: Harper Perennial (en la benemérita HarperCollins). Lejos quedan ya sus novelas Contacto, Cacheo, Tentativa (Anagrama), pero su influencia es perenne tanto en jóvenes autores como en músicos de la talla de Jaime Stewart o Nacho Vegas. Cooper accedió a contestarnos por correo electrónico y por teléfono.
En EE UU publicó al mismo tiempo ‘God Jr.' y ‘Chaperos' (en la editorial El tercer Hombre)...
Para bien o para mal yo siempre seré el tío que escribe sobre sexo y sobre muerte. God Jr. no funcionó ni mejor ni peor que mis libros anteriores. Pero Chaperos, probablemente mi obra más extrema, ha sido un éxito rotundo.
Y ahora entra a formar parte de uno de los principales grupos editoriales anglosajones.
En esos círculos literarios se me considera un buen escritor, pero la sugerencia de que debía tratar temas menos escabrosos siempre estaba ahí. Me decían que si entregaba algo más accesible, el mundillo se rendiría a mis pies. Por supuesto, eso es una afirmación estúpida. He tenido más éxito limitándome a ser yo mismo.
¿Qué esperamos de la unión de Dennis Cooper con Harper?
Pues al Cooper de siempre, ni más ni menos. Primero un libro de relatos (Ugly Man) a principios del año que viene, luego una colección de ensayos y finalmente mi próxima novela.
Hay quien le considera hiperactivo, difícil de seguir o de abarcar...
Lo creas o no hay muchos más proyectos que rechazo que aquellos en los que me implico.
Una de las peculiaridades de su obra es que a través de ella nos conduce hacia otros artistas. ¿Esto es algo intencionado?
Me pasa con el cineasta Robert Bresson o con el cantautor Robert Pollard. No distingo entre su arte y el efecto que éste ejerce sobre mí. Me emocionan y me instruyen tan profundamente que no logro ser objetivo, y solo puedo pensar en contagiar a los demás del mismo sentimiento visceral.
Cualquiera que visite con frecuencia su blog entiende que se lo toma muy en serio, que ha encontrado algo importante en ese soporte, ¿no es así?
Durante mucho tiempo me resistí a la idea de Internet, pero el blog me pareció misterioso, mágico, como una revelación. Puedo escribir sobre anarquismo en España, la escena rave de los 80, cine auténticamente trasgresor... Y me encanta hacer listas, como la de los mejores escorts masculinos, formas de suicidarse en Japón, mis libros favoritos del momento, etc. Denniscooper-theweaklings.blogspot.com es un pequeño club de intercambio de ideas, tan importante como cualquier novela.
A veces sus personajes sólo encuentran paz con la pornografía.
El porno tiene que ser cerebral, una actividad meticulosa, como llenar un vacío. Mi momento favorito de cualquier película es cuando los actores logran crear la ilusión de que existe un instante en el que se desencadena el deseo. Una décima de segundo en la que alguien decide abandonarse, ceder, abrir las piernas, arrodillarse, dejarse llevar o llevarse a alguien.
¿Y Dios? La idea de Dios siempre está ahí.
Nunca he sido una persona religiosa, ni siquiera en mi infancia. Me interesa la idea de Dios y la necesidad de mucha gente de crear uno propio. En mis novelas hay personajes que anhelan encontrar algo equivalente a Dios en aquellas cosas que les confunden y aterrorizan: el amor, el sexo, la belleza. Tienen una idea y se entregan a ella como los fanáticos religiosos: están tan consumidos por su Dios, que pierden cualquier sentido de la realidad.
A mucha gente le resulta difícil explicar de qué tratan sus libros.
Creo que mi obra versa, primordialmente, sobre la confusión. Intento que represente esa confusión, tratada de modo frío. Es la única forma honesta de conocimiento, y cuanto más confuso te sientes, más cerca estás de la verdad.
Y siendo abiertamente gay reniega del mundo gay...
Ser homosexual no es importante en mi vida. Mis personajes tampoco hablan de ello. Resulta que desean a quien desean, el género no es relevante. Eso es significativo porque ese deseo se vuelve incontrolable, descabellado, salvaje. Tengo la suerte de ser uno de esos pocos escritores que, siendo gay como Burroughs o Genet, y a pesar de hablar de forma explícita sobre sexo, no se han distanciado de esos lectores que no comparten sus gustos en la cama.
¿Y sigue recibiendo peticiones extrañas de tus fans?
Hay quien todavía me pregunta si puedo mandarle pelis snuff o, directamente, niños de doce años. No me mal interpretes, la mayoría de los lectores son personas sensatas que saben que todo es ficción. Ficción que intenta ser verdadera y decir más sobre la vida que la misma realidad. Ya no son cosas escatológicas o directamente perversas como antaño. Tampoco lo echo de menos.
En EE UU publicó al mismo tiempo ‘God Jr.' y ‘Chaperos' (en la editorial El tercer Hombre)...
Para bien o para mal yo siempre seré el tío que escribe sobre sexo y sobre muerte. God Jr. no funcionó ni mejor ni peor que mis libros anteriores. Pero Chaperos, probablemente mi obra más extrema, ha sido un éxito rotundo.
Y ahora entra a formar parte de uno de los principales grupos editoriales anglosajones.
En esos círculos literarios se me considera un buen escritor, pero la sugerencia de que debía tratar temas menos escabrosos siempre estaba ahí. Me decían que si entregaba algo más accesible, el mundillo se rendiría a mis pies. Por supuesto, eso es una afirmación estúpida. He tenido más éxito limitándome a ser yo mismo.
¿Qué esperamos de la unión de Dennis Cooper con Harper?
Pues al Cooper de siempre, ni más ni menos. Primero un libro de relatos (Ugly Man) a principios del año que viene, luego una colección de ensayos y finalmente mi próxima novela.
Hay quien le considera hiperactivo, difícil de seguir o de abarcar...
Lo creas o no hay muchos más proyectos que rechazo que aquellos en los que me implico.
Una de las peculiaridades de su obra es que a través de ella nos conduce hacia otros artistas. ¿Esto es algo intencionado?
Me pasa con el cineasta Robert Bresson o con el cantautor Robert Pollard. No distingo entre su arte y el efecto que éste ejerce sobre mí. Me emocionan y me instruyen tan profundamente que no logro ser objetivo, y solo puedo pensar en contagiar a los demás del mismo sentimiento visceral.
Cualquiera que visite con frecuencia su blog entiende que se lo toma muy en serio, que ha encontrado algo importante en ese soporte, ¿no es así?
Durante mucho tiempo me resistí a la idea de Internet, pero el blog me pareció misterioso, mágico, como una revelación. Puedo escribir sobre anarquismo en España, la escena rave de los 80, cine auténticamente trasgresor... Y me encanta hacer listas, como la de los mejores escorts masculinos, formas de suicidarse en Japón, mis libros favoritos del momento, etc. Denniscooper-theweaklings.blogspot.com es un pequeño club de intercambio de ideas, tan importante como cualquier novela.
A veces sus personajes sólo encuentran paz con la pornografía.
El porno tiene que ser cerebral, una actividad meticulosa, como llenar un vacío. Mi momento favorito de cualquier película es cuando los actores logran crear la ilusión de que existe un instante en el que se desencadena el deseo. Una décima de segundo en la que alguien decide abandonarse, ceder, abrir las piernas, arrodillarse, dejarse llevar o llevarse a alguien.
¿Y Dios? La idea de Dios siempre está ahí.
Nunca he sido una persona religiosa, ni siquiera en mi infancia. Me interesa la idea de Dios y la necesidad de mucha gente de crear uno propio. En mis novelas hay personajes que anhelan encontrar algo equivalente a Dios en aquellas cosas que les confunden y aterrorizan: el amor, el sexo, la belleza. Tienen una idea y se entregan a ella como los fanáticos religiosos: están tan consumidos por su Dios, que pierden cualquier sentido de la realidad.
A mucha gente le resulta difícil explicar de qué tratan sus libros.
Creo que mi obra versa, primordialmente, sobre la confusión. Intento que represente esa confusión, tratada de modo frío. Es la única forma honesta de conocimiento, y cuanto más confuso te sientes, más cerca estás de la verdad.
Y siendo abiertamente gay reniega del mundo gay...
Ser homosexual no es importante en mi vida. Mis personajes tampoco hablan de ello. Resulta que desean a quien desean, el género no es relevante. Eso es significativo porque ese deseo se vuelve incontrolable, descabellado, salvaje. Tengo la suerte de ser uno de esos pocos escritores que, siendo gay como Burroughs o Genet, y a pesar de hablar de forma explícita sobre sexo, no se han distanciado de esos lectores que no comparten sus gustos en la cama.
¿Y sigue recibiendo peticiones extrañas de tus fans?
Hay quien todavía me pregunta si puedo mandarle pelis snuff o, directamente, niños de doce años. No me mal interpretes, la mayoría de los lectores son personas sensatas que saben que todo es ficción. Ficción que intenta ser verdadera y decir más sobre la vida que la misma realidad. Ya no son cosas escatológicas o directamente perversas como antaño. Tampoco lo echo de menos.
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